PADRES Y DEPORTE

 

PADRES Y DEPORTE

(POR JAVIER SOLAS)

Hay muchos entrenadores que opinan que el mejor padre/madre es aquel que nunca va a los entrenamientos. No hay ningún problema en que los padres disfruten viendo entrenar o competir a sus hijos siempre que tengan el auto-control suficiente para reservar sus opiniones sobre los temas técnicos o de nivel ante sus hijos. Nunca debe hablar de natación (o cualquier otro deporte) después del entrenamiento en el camino a casa. Si a su hijo le apetece hablar escúchele, pero no le evalúe ni le juzgue. No le diga lo que ha hecho mal durante el entrenamiento ni en lo que debería mejorar.

LOS RIESGOS DEL PAPEL DEL PADRE/MADRE ENTRENADOR

Que el niño o niña tenga dos entrenadores y ningún padre:

El nadador necesita a alguien que le escuche y le apoye. El niño/a con un padre-entrenador, sentirá que su padre quiere más, que no está conforme con el resultado. Esta demanda continua provocará una insatisfacción en el nadador/a que irá generando miedo a la competición.

Dilema entre los consejos del padre-entrenador y el entrenador:

No dé consejos técnicos a su hijo tenga o no conocimiento sobre la técnica, ya que existen muchas formas de aprender y el proceso de aprendizaje dependerá de las capacidades y habilidades de cada niño y esto lo sabe el entrenador. El nadador/a deberá decidir si seguir los consejos del padre y dejar de confiar en el entrenador (muy mala cosa) o al contrario seguir los del entrenador y dejar de confiar en el padre-entrenador (un desastre). ¡Menudo dilema!

Una presión excesiva produce un nivel de exigencia en el entrenamiento muy alto pero nivel técnico muy bajo:

Esto es debido a la falta de concentración provocada en el niño/a al saber que está siendo observado, vigilado y evaluado constantemente por la persona a la que más quiere, y además por su entrenador o entrenadora.

Cuando los profesionales nos encontramos ante una niño con padre ejerciendo el papel de entrenador bajamos mucho el nivel de exigencia y pasamos a trabajar su confianza ya que, si sumamos la presión del entrenador con la del padre-entrenador se producirá una acumulación de estrés que conllevará a que el nadador pierda el interés por su entrenamiento (no preste atención al entrenador, juegue o se distraiga, etc.) y/o abandone su formación en la escuela de natación. El padre-entrenador también percibe este cambio y ante la inseguridad de su hijo y los malos resultados aumenta su vigilancia y evaluación creyendo que hemos bajado la intensidad del entrenamiento del niño por algún motivo. El padre-entrenador tiene la sensación de que a su hijo no se le tiene en cuenta o que se le trata diferente que a los demás. Algunos niños cuando son presionados responden con un mal comportamiento.

Miedo a la frustración del pequeño:

Algunos padres/ madres tienen un continuo temor a que su hijo sufra una frustración y utilizan continuamente expresiones como: “da igual, no es importante”, etc. cuando para el niño sí lo es. El padre ha de saber que si el niño practica y quiere participar en las competiciones, es debido a que es algo importante para él y, por lo tanto, debe saber animarlo.

CONSEJOS BÁSICOS (a modo de resumen)

  • Ser padre o madre, su hijo ya tiene entrenador.

  • Ser siempre positivo: escuchar, apoyar y motivar a sus hijos e hijas antes y después de las competiciones.

  • No juzgar ni evaluar la calidad del entrenamiento, de la técnica o de los resultados delante de los hijos/hijas.

  • Evitar los regalos por resultados, ya que son totalmente contraproducentes. Ir a cenar fuera o hacer algo especial después de cada competición es una buena idea.

  • Juzgar y controlar su comportamiento y disciplina.

Más noticias relacionadas

Uso de cookies

Nuestra web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerte un mejor servicio. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración u obtener más información en cualquier momento.

ACEPTAR
Aviso de cookies